Capítulo 18
Después de colgar el teléfono, Raquel sacó el frasco de medicina y vertió dos pastillas en su mano.
Cuando estaba a punto de meterse las pastillas en la boca, se dio cuenta de que se había olvidado de comprar agua, pero antes de que pudiera ponerse de pie, alguien le acercó un biberón lleno de leche.
Un segundo después, escuchó una tierna voz aniñada que decía: "¡Hola, puedes beber esto!"
Raquel miró hacia abajo y vio a un niño pequeño de unos tres o cuatro años parado frente a ella. Su carita redonda y su personalidad enérgica le hacían querer apretarle sus pequeñas mejillas.
El niño miró a Raquel con sus grandes ojos brillantes. “¿Por qué no la bebes? El remedio tiene un sabor muy amargo, pero no lo sentirás si bebes la leche."
"Gracias." Al mirar sus lindos e inocentes ojos, sintió que se le derretía el corazón y no pudo rechazar su amabilidad, así que agarró el biberón y le pellizcó la carita. ¡El niño era tan adorable que quería llevárselo a casa!
Él sonrió aún más cuando vio a Ra

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