Capítulo 13
Pablo frunció aún más el ceño y me lanzó una mirada ligeramente acusadora: —¿Ahora me interrogas tú? ¿Y por qué no vuelves tú a casa? Tu madre también está preocupada por ti.
Su pregunta me sorprendió; la respuesta ni siquiera necesitaba pensarla: —No vuelvo porque no me apellido Cisneros. Esa no es mi casa.
En el carro cayó un silencio sepulcral.
Cuando llegamos a la entrada de la universidad, me quité el cinturón para bajar, pero Pablo me detuvo de pronto.
—Si lo que te preocupa es el apellido, eso se puede cambiar. —Su tono era tan firme y serio que no dejaba lugar a la broma.
Lo miré un segundo, recogí mis cosas y me bajé del carro.
Pablo se estaba volviendo cada vez más tonto.
¿De verdad pensaba que era un problema de apellidos? Si solo ve la superficie, su empresa acabará quebrando.
Refunfuñando para mis adentros, abrí la puerta del dormitorio.
—Por fin has vuelto. —Dijo Daniela en cuanto entré.
—¿Qué pasa? —Me quité la chaqueta, la dejé sobre la cama y me dejé caer agotada.
Desp

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