Capítulo 24
¿Por qué? Éramos dos personas que se habían enamorado libremente. ¿Qué derecho tenía Ramón a ponerse por encima, a juzgarme o a ponerme a prueba cuando le viniera en gana?
Dentro de la cafetería, Diego fruncía el ceño, con una mano miraba hacia fuera, con la otra respondía mensajes en el teléfono.
Había mordido el anzuelo.
Al oír mi pregunta insistente, Ramón creyó que estaba a punto de perdonarlo y su rostro se iluminó: —La verdad es que no eres una chica interesada. Si aceptas, te prometo que, cuando nos graduemos, me casaré contigo.
Abrió lentamente la cajita, revelando un anillo con un diamante engastado.
Mientras pensaba qué hacer, no dejaba de vigilar a Diego por el rabillo del ojo.
—Cásate conmigo. —Dijo Ramón, alzando la voz. En ese instante, Diego dejó el teléfono y se acercó apresurado, como si al fin hubiera recibido la orden.
—¿Y qué pasa con Lucía? —Pregunté, elevando el tono con ironía.
Ramón se quedó inmóvil un segundo antes de responder con aparente seriedad: —Te asegur

링크를 복사하려면 클릭하세요
더 많은 재미있는 컨텐츠를 보려면 웹픽을 다운받으세요.
카메라로 스캔하거나 링크를 복사하여 모바일 브라우저에서 여세요.
카메라로 스캔하거나 링크를 복사하여 모바일 브라우저에서 여세요.