Capítulo 76

Así son los capitalistas: siempre observando en silencio quién es el primero en salir de la oficina. No pude evitar quejarme para mis adentros. Me empeñaba en verlo como un capitalista despiadado, intentando borrar cualquier emoción hacia él. Repetía mentalmente: "Pablo es un capitalista sin entrañas. Jamás sentiría nada por una becaria. Solo quiere exprimir mi valor y, cuando ya no sirva, reemplazarme sin más." —¿Qué tanto murmurás? —Preguntó Pablo, frunciendo el ceño. —Estaba pensando que eres un capitalista sin entrañas. —Me salió sin querer. Él giró la cabeza incrédulo, como si no diera crédito a lo que acababa de oír. Yo, consciente de mi desliz. Desvié la mirada con apuro. Lo siguiente fue un bufido desdeñoso. Un resoplido breve que le salió de la nariz. El sonido lo decía todo: "En este grupo hay talento de sobra. Aunque te exprima al máximo, tú tampoco vales tanto." Me quedé sin argumentos. Fingí no haber escuchado nada y giré la cabeza hacia la ventana. Aun así, en mi interior