Capítulo 14

Estábamos muy cerca. El tenue aroma de su perfume se mezclaba con el de las flores, un olor delicioso. No sentí ninguna resistencia; sonriendo, cerré los ojos. Al instante, un beso suave se posó sobre mí. Era tan delicado como una pluma que acariciara las cuerdas de mi corazón. Y en mi interior algo volvió a vibrar después de mucho tiempo. Patricia rodeó mi cintura con sus brazos y se apoyó en mi pecho. —Cuando sientas que es el momento, ¿nos casamos? Escuché los latidos de su corazón, firmes, un poco acelerados. Solo sentí una profunda tranquilidad. —De acuerdo. Dicen que un buen amor te convierte en una mejor versión de ti mismo. Después de lo de anoche, me sentía liberado, con la mente clara y el espíritu ligero. Como siempre, me levanté temprano y salí a correr con Fabián. Crecimos juntos; nuestras casas están una al lado de la otra. Cuando me fui, me rogó que no lo hiciera; casi rompimos la amistad. Me alegra no haber perdido a mi mejor amigo. Mientras corríamos, Fabián me observa