Capítulo 20

—Rafael, sé que ya no hay posibilidad entre nosotros. Solo quiero despedirme bien de ti. Su rostro lucía demacrado, aunque la ropa estaba limpia y ordenada. Llevaba un vestido blanco. El mismo de la primera vez que nos vimos. El tiempo había pasado y ella ya no era aquella muchacha que me deslumbró entonces. Al ver ese ruego en sus ojos, entendí que nunca tuvimos una despedida real. Cuando en el pasado le propuse romper, ella jamás lo creyó. —De acuerdo. Acepté. Siete años de relación merecían un cierre formal. Nos sentamos en una cafetería. Tras un largo silencio, habló en voz baja: —Quiero preguntarte algo. Si en aquel entonces Gabriela no hubiera vuelto al país, ¿te habrías casado conmigo? Probé un sorbo de café, amargo al inicio, con un leve regusto dulce. —Sí. —Incluso si él regresaba, si tú me elegías sin dudar, me habría casado contigo. —Pero no existen los si. Mi voz sonaba serena; aquella historia la había dejado atrás de verdad. Quizá no esperaba una respuesta tan rotunda. Se