Capítulo 233
Amelia llamó a Lucinda: "¿Puedes traerme un vaso de leche?"
"Ningún problema."
Lucinda respondió. Miró la espalda de Amelia en el balcón y de repente pensó en algo. Abrió la puerta y salió.
Amelia miró hacia atrás y descubrió que no había nadie en la habitación. Se sintió un poco extraña.
Fue sólo un vaso de leche. ¿Por qué ella salió sola?
Su atención no permaneció en ello por mucho tiempo. Regresó a la habitación, sacó su teléfono móvil, puso música relajante y luego volvió a sumergirse en el agua.
El líquido tibio no le atravesó la clavícula. Amelia cerró los ojos cómodamente y sintió que los dedos de sus pies se relajaban.
Cinco minutos después, se escuchó otro sonido desde la puerta.
Amelia pensó que Lucinda había regresado y dijo: "Pon la leche en la mesa del balcón. La beberé más tarde".
Tan pronto como terminó de hablar, la persona detrás de ella no respondió.
El sonido de pasos era el sonido de zapatos de cuero golpeando el suelo.
No era el sonido de las zapatillas de Lucinda.

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