Capítulo 255

No quería desanimar a su hijo, así que dudó, sin saber si debía decirle la verdad. Sin embargo, Robert, perspicaz como siempre, ya había adivinado la gravedad de su herida. Él comprendió que su pierna estaba mucho peor de lo que había imaginado inicialmente. —Mamá, está bien... —El rostro juvenil de Robert permaneció indiferente, sin revelar ni tristeza ni alegría—. Sólo dímelo. Celeste no pudo evitar que las lágrimas cayeran mientras decía con voz entrecortada: "Hijo, el médico dijo que tu pierna quedó aplastada en el accidente. Probablemente necesitarás una silla de ruedas por un tiempo antes de comenzar la terapia de rehabilitación. Tal vez... haya una posibilidad de recuperación". Quizás...una oportunidad. Esas palabras traspasaron el corazón de Robert. ¿Querían decir que la esperanza de que volviera a caminar era mínima? El joven bajó la mirada, ocultando sus emociones. Parecía tan tranquilo como un anciano, con una expresión fría y distante. No sentir nada era imposible. A los do