Capítulo 371

En los últimos años, la vida de Amelia dio un giro que exigió sacrificios, o eso se dijo a sí misma. Después de que su madre y su padrastro murieran en un accidente de coche, quedó como tutora de sus tres medios hermanos pequeños. Aunque ya era adulta, Amelia apenas podía mantenerse a sí misma, y mucho menos criar a sus tres hijos. Para ella, estos hermanos eran una carga, y cualquier sentido de obligación familiar se había marchitado mucho antes de que decidiera enviarlos a un orfanato. Puede que pareciera cruel, pero para Amelia fue una elección necesaria. Nunca se arrepintió; de hecho, consideró que fue una decisión astuta que la liberó para perseguir una vida sin obligaciones. Ahora, años después, esos mismos hermanos estaban frente a ella. Ya no eran los niños indefensos que había abandonado; se habían convertido en hombres, cada uno de ellos con un poco de la amargura que Amelia había dejado en sus corazones. Cuando los ojos de Amelia se abrieron, observó sus rasgos y reconoció r