Capítulo 610

Las llamadas Placas de Emparejamiento eran algo fuera de lo común. Cada una era una placa de madera delicadamente elaborada, pintada en tonos vibrantes, adornada con borlas de seda y pequeñas campanillas de plata que tintineaban suavemente con el más mínimo movimiento. Desprendían un encanto nostálgico y antiguo, como si pertenecieran a un antiguo ritual de amor. Según la tradición, cada participante debía escribir el nombre de la persona que había conquistado su corazón. Si dos personas se elegían mutuamente, se declaraba una pareja exitosa. Quienes no encontraran pareja tendrían que volver a intentarlo, ya fuera manteniéndose fieles a su elección original o cambiando de pareja. El ciclo se repetiría hasta que todos hubieran formado la pareja. Claro, había una trampa: siempre había alguien que no tenía pareja. Ese desafortunado no tenía más remedio que aceptar una cita a ciegas organizada por el equipo de producción. Era una apuesta arriesgada, y uno de los giros característicos de Am