Capítulo 21
“¡Cálmate! Las lágrimas no hacen milagros. Dime, ¿quién te hizo esto?” dijo William con voz tierna.
No obstante, Valeria seguía sin poder hablar. Al instante, frunció los labios y corrió hacia los brazos de William llorando amargamente.
Aunque se había prometido a sí misma no llorar e hizo hasta lo imposible por contenerse enfrente de Ronald, ahora que escuchaba la pregunta de este hombre, no pudo evitar derramar mares de lágrimas. De inmediato, la camisa de William se empapó tanto que el hombre pudo sentir el calor de las lágrimas de la mujer.
Media hora después, Valeria subió al auto de William, pero, para su sorpresa, ahora era un Bentley nuevo.
Frente a esto, Valeria miró a William con sus ojos hinchados y preguntó: “¿También lo tomaste prestado?”
“Sí” contestó él.
Al escuchar esto, Valeria se preguntó quién diablos sería tan generoso como para prestarle un auto tan caro. Al instante, recordó a las ancianas millonarias y supuso que fue una de ellas.
Mientras tanto, William se

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