Capítulo 1583

La señora Paula le soltó una cachetada, y Mario apenas pudo mantenerse en pie. Mario nunca había recibido un golpe; se cubrió la cara y rompió a llorar con un grito desgarrador. La señora Teresa, al verlo llorar de esa manera, frunció el ceño, pero al recordar la herida en la cabeza de Aurora, su corazón se endureció. Ese tipo de niños que se dedicaban a acosar a los demás siempre tenían el corazón podrido. La expresión de la señora Paula llevaba un tinte de complacencia. —Todo esto fue porque Mario no entiende las cosas. Ya lo he reprendido. Los niños, cuando pelean entre ellos, no saben medir; ahora él ya ha reconocido su error. La señora Teresa mantuvo el rostro inexpresivo. —Pero la que está herida no es Mario; claro que para ti resulta fácil hablar así. —Entonces, señora Teresa, ¿qué es lo que quiere usted? La señora Paula hervía de ira por dentro; jamás habría imaginado que la familia González, por una niña de origen desconocido como Aurora, llegara a tales extremos. La señora Te