Capítulo 1625
Roberto la sujetó de la muñeca. —En mi territorio, eso es un delito.
Alicia giró el cuerpo de inmediato, intentando aplicarle a Roberto una llave por encima del hombro.
Pero al final, cuando ejerció fuerza, no lo consiguió.
Roberto observó a la mujer frente a él; ¿por qué ese movimiento le resultaba tan familiar?
Alicia lo miró de reojo. —¡Admito que eres hábil!
Roberto soltó su mano y, con sospecha, la examinó. —¿Quién te enseñó esas técnicas de defensa personal?
Alicia se frotó la muñeca. —¿Qué técnicas de defensa? Además, ¿por qué tendría que decírtelo? ¿Acaso somos tan cercanos?
Ella se dio la vuelta y salió del reservado.
¿Qué defensa personal? Ni siquiera recordaba quién le había enseñado aquello.
Las cosas de antes, ya las había olvidado.
Roberto contempló a Alicia y luego bajó la mirada hacia su propia mano. Por un instante, le había parecido tan familiar...
Seguramente era solo una ilusión.
Roberto la siguió hacia afuera. Alicia se sentó en el auto, fulminando con la mirada al

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