Capítulo 1692

—Él no es tan chismoso ni tan amable como para explicarme tanto. No soy una tonta, sé que me parezco a la exnovia de Roberto; seguramente ustedes eran amigos, ¿verdad? Alicia, en su interior, sintió de pronto cierta envidia hacia aquella exnovia. Tenía tantos amigos, todos pendientes de ella. El semblante de Yago cambió un poco. —Sí, éramos amigos. Basta, ahora hay que ocuparnos de lo importante. Tu testimonio decidirá si ese viejo bastardo puede ser enviado a prisión. Alicia asintió con la cabeza. —Lo sé, yo más que nadie quiero que ese viejo sufra el castigo que merece. Cuando Alicia entró en la comisaría, fue llevada de inmediato a declarar. Al mencionar sus rencillas con Ixar, rompió en llanto y narró entre sollozos cómo él la había coaccionado y chantajeado en el extranjero, y cómo en su país la había obligado a someterse para acostarse con él. Mientras relataba aquel proceso, Alicia varias veces se quedó ahogada en su llanto. Cuando finalmente salió de la sala de interrogatorios,