Capítulo 33
Alicia recordó a ese chico guapo, Carlos Martínez, que se había transferido desde Piedraplata.
El pequeño caballero de Ríoalegre, al parecer, había causado problemas en su antigua escuela y vino aquí a esconderse.
Ese chico solía ser bastante llamativo, conducía autos de lujo, vestía ropa de marca y también le gustaba jugar videojuegos.
En la vida pasada, debido a que María ocupó su lugar y ganó, Carlos empezó a cortejar a María, y terminaron juntos.
Alicia sonrió y metió las cartas de amor sin abrirlas en su escritorio.
Ni siquiera pensó en pedir los contactos.
María, celosa, le dijo: —Alita, ¿por qué no las abres?
—No es la primera vez que las recibo.
La última vez que recibió cartas de amor fue en la primaria, cuando sus padres aún no habían tenido problemas y María ni siquiera formaba parte de su mundo.
...
María se sintió incómoda, ¿qué tanto se creía?
Una sombra de celos se formó en sus ojos.
Claramente, Alicia ya estaba bajo su control emocional, obedecía con docilidad, ¿cómo h

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