Capítulo 345
Santiago respondió con firmeza: —¡Si mi cuñada no lo ha dicho, yo tampoco lo diré!
Una vez más, su hermano lo había engañado.
¡Bastante exagerado, siempre había sido así desde pequeños!
El tono de Roberto no era nada amable: —¡Mi paciencia tiene límites!
—Hermano, ¿acaso no soy tu hermano de sangre? ¡Seguro que me encontraste en un basurero!
—Bueno si ya lo sabes, qué bueno entonces.
Santiago se enfureció: —¡No me importa, soy tu hermano de sangre! ¡Si tienes agallas, que tu esposa lo diga, hm!
Después de decir esto, Santiago colgó el celular por impulso, ¡solo le gusta molestarlo!
Roberto intentó llamarlo varias veces, pero él no contestó.
Molesto, se frotó las sienes y envió un mensaje: —¿Ahora ya te has vuelto tan audaz?
¡Este mocoso malcriado!
No será que Santiago dijo algo que hizo que Alicia sospechara de su identidad, ¿verdad?
Roberto sintió una punzada en el pecho.
Pero, escuchando las palabras de Santiago, no parecía algo tan grave.
Se cambió de ropa y salió, encontrándose con

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