Capítulo 857
—Tu padre, antes de morir, me pidió que te cuidara bien. No tengo mucho poder para ayudarte, pero esto es una muestra de mi lealtad. Sin embargo, cuando me vaya, seguro vendrán a molestarte. Ten cuidado, Belén.
Belén asintió con la cabeza: —Ya lo sé.
Ella ya había caído una vez, y definitivamente no volvería a caer por segunda vez.
Cuando colgó el teléfono, Alicia le pasó un pañuelo: —Sécate las lágrimas. Ahora todo está bien. Lo que quieras hacer, yo te acompañaré.
Belén asintió, miró a su alrededor: —¿Vives con Roberto?
Alicia se quedó atónita: —No.
—¿Entonces por qué vi unas pantuflas de hombre hace un rato? Además, ni siquiera le diste la dirección y llegó directo, como si hubiera estado aquí muchas veces.
Alicia miró a Belén: —¿Estabas tan triste hace un momento y aun así te diste cuenta de eso?
—Trabajo en noticias, por supuesto que tengo que fijarme en esos detalles. Es instinto.
En cuanto Belén supo que la herencia que le dejó su padre seguía ahí, su estado de ánimo mejoró much

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