Capítulo 875

Belén estaba tan asustada que no sabía cómo reaccionar. Después de todo, este hombre normalmente no sonreía ni hablaba mucho, y ahora que estaba con el rostro serio, daba aún más miedo. Él la sostenía en sus brazos, y Belén sentía claramente los músculos duros de su pecho y el fuerte latido de su corazón, lo cual hizo que el suyo se descontrolara. Belén, con las mejillas sonrojadas, dijo en voz baja: —Suéltame. —Hace un momento levantaste la falda para que yo viera, ¿y ahora no quieres que te toque? La voz de Pablo sonó justo en el oído de Belén, quien se encogió de miedo. En ese momento, se escucharon pasos de tacones fuera. Belén se asustó muchísimo, dijo: —¡Alguien viene! Fue entonces cuando Pablo la soltó, y Belén ni siquiera lo miró, simplemente huyó despavorida. Él miró su espalda, y solo cuando la vio entrar al salón privada, se dio la vuelta y fue al baño. Se lavó la cara con agua fría, sus rasgos faciales atractivos y bien definidos mostraban líneas frías y duras. Él había int