Capítulo 877
Belén escuchó la voz de Pablo, y asustada, estuvo a punto de gritar otra vez, pero una gran mano le tapó la boca.
Belén abrió mucho los ojos, solo sentía que su mano era tan grande que casi le cubría la mitad de la cara.
Vio la sombra detrás de ella se acercaba: —No grites, si no, los demás van a pensar que estamos haciendo algo raro.
Belén comprendió lo que él quería decir, y hasta notó un poco de diversión en su tono.
Alzó la vista para mirar al hombre en su frente y que se acercaba, pero como la luz era tan tenue, no pudo leer su expresión en ese momento.
Sin embargo, estaba segura de que él se estaba riendo de ella.
Belén, enfadada, intentó apartarlo, aunque usó todas sus fuerzas, no lo logró.
Enojada, le pisó el pie, pero él no se movió: —Todavía no has contestado mi pregunta, ¿para qué saliste?
—Fui al baño.
—¿Por qué no encendiste la luz?
Belén bajó la cabeza y respondió: —Tenía miedo de despertarte, ¿no lo entiendes?
Pablo soltó su mano, avanzó y le abrió la puerta, encendiendo

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