Capítulo 925
Alicia se sujetó la cabeza dolorida, algo enfadada: —¿Tú qué haces?
Roberto se tapó la barbilla y, tras un rato, por fin abrió los ojos para mirarla; su mirada era profunda.
Alicia evitó su mirada: —Ya que has despertado, vete por tu cuenta.
En ese momento, ella seguía enfadada. Al final, resultó que una paciente como ella tenía que cuidar a otro enfermo.
Roberto miró y dijo: —¿Dónde está mi gente?
—Se fueron.
Alicia contestó de mala gana: —Tu secretaria no contesta ni una sola llamada, no sirve para nada.
Y lo mismo Valentín, dijo que venía enseguida y hasta ahora no ha aparecido.
Roberto se incorporó y se quitó la aguja, de la cual brotó una gota de sangre.
Alicia miró un instante, pero al final se obligó a apartar la vista, sin preocuparse por él.
De todos modos, él antes fue médico, así que seguramente entendía estas cosas.
Roberto la miró disimuladamente: —Me voy.
Su voz era ronca y nasal.
Alicia no dijo nada, ni lo miró.
Roberto dudó un momento: —Luego pediré a La Casa del Sabor

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