Capítulo 43
María se tocó la frente.
—No es nada, solo fue un golpe accidental.
Gabriel y los otros dos soltaron un suspiro de alivio.
El dedo de Bruno aún descansaba cuidadosamente sobre la herida de María, y su voz se volvió más fría.
—Quiero saber la verdad.
—Esa es la verdad.
María entrecerró ligeramente los ojos y, de reojo, vio la sonrisa en la esquina de la boca de Mónica.
Pretendiendo sentirse incómoda, María se inclinó hacia adelante y apoyó su cabeza en el pecho de Bruno, continuando: —Ellos me pidieron que dijera eso, no querían que te enfadaras con Carmen.
[¡Maldita niña!]
Gabriel maldijo en su interior, asustado y sudoroso, aunque en la superficie aún trataba de sonreír.
Bruno inmediatamente rodeó con su brazo a María, su mirada fría como el hielo se dirigió hacia Gabriel.
—¿Qué ha pasado?
—Solo eran las hermanas jugando, se golpeó accidentalmente, ¿acaso las hermanas no crecen entre juegos y peleas? Es algo menor.
Bruno guardó silencio por un momento.
Aunque solo fueron unos segundos

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