Capítulo 45

María llegó al primer piso justo cuando Bruno había recogido la medicina. —¿Por qué bajaste? —Bruno la vio vagando y pareció un poco molesto. María, pensando que era mejor evitar problemas, improvisó una excusa rápida: —No me gusta el olor del desinfectante. Bruno, notando su expresión sombría, no preguntó más. —Entonces te llevo de vuelta. Bajo la oscuridad de la noche, María regresó a Puerta de Valdeoro. Justo después de arreglarse recibió una llamada de su asistente Andrea. —Hay una empresa nueva que quiere colaborar con nosotros en un proyecto urgente. Quieren reunirse mañana a las nueve de la mañana. No han proporcionado el nombre del responsable, y aunque el proyecto es grande, parece riesgoso. ¿Deberíamos rechazarlo por ahora? Después de que Carmen dejara el puesto, su asistente Andrea se había convertido naturalmente en la asistente de María. Esta era muy capaz y no como los demás en la compañía que eran arrogantes sin substancia. Siempre tenía la habilidad de identificar el co