Capítulo 92
Sin embargo, Alejandro no estaba satisfecho con esa respuesta.
El hombre alto y robusto se agachó lentamente, alineando su mirada con la de Carli. Sus ojos almendrados, ligeramente entrecerrados, reflejaban una leve sonrisa. Levantó una mano y agarró el hombro del pequeño, —¿Lo dices con tanta dificultad?
Aunque su voz no era fuerte, tenía un tono bajo y una presencia imponente.
Carli, sin embargo, no se dejó intimidar. Con un movimiento brusco de su cabeza, soltó el agarre de Alejandro y, con aire desafiante, dijo, —¡Porque es tu culpa!
—¡Tienes otras mujeres afuera, y mi mamá no quiere estar contigo! ¿Qué tiene de malo en eso?
—¡No dejas que mi mamá sea libre, desprecias su trabajo y ahora me usas para amenazarla! ¡Eres un mal hombre!
—¡Ya no me gustas más!
Dicho esto, salió corriendo rápidamente, regresando a la habitación donde había estado antes, y cerró la puerta de un portazo.
Alejandro se puso de pie y miró la puerta cerrada con el ceño fruncido.
'¡Qué malcriado!' pensó.
'No

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