Capítulo 91
Raquel, asustada, se escondió en el hombro de Miguel, pero respondió obediente: —Oh, está bien.
Sin embargo, sus ojos no dejaban de mirar a Amelia.
Amelia estaba muy complacida, ¿Cómo podía ser tan adorable esta pequeña?
El ambiente se volvió algo extraño de repente.
Lorena miró a Rosa con dificultad, queriendo decir algo, pero las palabras se quedaron en su boca.
Finalmente, suspiró suavemente: —Voy a dar una vuelta.
Rosa observó cómo Lorena se alejaba y gritó desesperada: —¡Mamá, no puedes irte, no dejes que ella me haga daño!
Lorena se detuvo un momento, pero finalmente se marchó con un caminar pesado; Rosa no vio las lágrimas en sus ojos.
Rosa se sintió desesperada.
Ni siquiera quería pensar en lo que enfrentaría una vez que Amelia la tratase.
Miguel, sosteniendo a Raquel, se acercó a la cama, con la vista clavada al suelo para evitar ver a Rosa, y solo murmuró: —Rosa, voy a esperar afuera con Raquel.
Rosa cerró los ojos con dolor, perdiendo toda esperanza en ellos.
Hoy, temía mori

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