Capítulo 41

Había pasado una semana desde la cena del horror y los últimos días habían sido tranquilos. Cristian y yo volvimos a ignorarnos el uno al otro, y todos, incluida Manuela, comenzaron a tratarme de una manera diferente, como si yo fuera el monstruo. Como mudarme no era una opción, estuve completamente de acuerdo en que no había razón para que habláramos a menos que se tratara del bebé. Aunque no hacía muchas cosas durante el día, igual me sentía extremadamente sola en una mansión tan grande y vacía. Las únicas que me mandaban mensajes de texto eran Esperanza y Laura, pero solo de vez en cuando. Además, ellas obviamente no aceptaban el hecho de que yo estuviera aquí e inventaban excusas cada vez que les pedí que vinieran a visitarme. La única persona en la que podía confiar era Olivia, quien me acompañaba a comprar ropa de bebé muy a menudo. Me parecía una locura cómo las cosas habían cambiado en tan solo una noche, justo cuando Cristian y yo empezábamos a llevarnos bien. "¡El desayuno es