Capítulo 20

Después de conversar con Diego, Carlos fue tomando conciencia de lo cruel que había sido en el pasado. Revisaba una y otra vez las redes sociales de Rosa, observando cómo cada día brillaba más, cómo se volvía más exitosa y atractiva. La culpa lo asfixiaba. Quería explicarle que había despertado, que con Patricia ya no lo unía absolutamente nada. Por eso, todos los días la esperaba frente al edificio donde vivía Rosa, anhelando una sola oportunidad de hablar con ella. La lluvia caía como un diluvio, envolviendo a la ciudad en una humedad sombría. Carlos permanecía empapado frente al edificio, con el traje pegado al cuerpo y el cabello negro chorreándole sobre la frente. Llevaba siete días así, desde la mañana hasta la medianoche, solo para verla un instante. Ni él mismo sabía en qué se aferraba, solo entendía que ya no podía vivir sin Rosa. —Rosa... Su voz salió ronca cuando reconoció su silueta saliendo del portal. Corrió hacia ella, con los ojos enrojecidos: —Perdóname, estaba equivoc