Capítulo 19 Solo acompaño en la bebida, no en la cama
—Detente.
Ante la orden de Martín, el conductor detuvo el auto al lado derecho de la carretera.
El corazón de Nora se tensó.
—Bájate.
Su voz era fría y cortante.
Nora permaneció inmóvil, negándose a moverse, y lo miró con ojos suplicantes. Pero él ni siquiera volvió a mirarla: tenía la indiferencia de una estatua sin sentimientos.
Volvió a hablar: —Andrés.
El asistente respondió de inmediato y abrió la puerta del vehículo.
En ese momento, Nora sintió como si estuviera asistiendo a un funeral; se arrepintió en silencio de haber sido tan impulsiva.
—No hace falta, puedo bajar sola.
Se apartó de su lado, empujó la puerta, le lanzó una última mirada, apretó los labios y, lentamente, bajó del auto.
Apenas sus pies tocaron el suelo, el vehículo ya se había alejado a toda velocidad, dejándola atrás.
Nora se quedó de pie en medio del viento helado. El calor que traía del auto se evaporó rápidamente. Se envolvió en su abrigo de plumas y estornudó varias veces seguidas.
La nieve crujía bajo sus

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