Capítulo 47 Injusticia

Todos podían ver claramente que Martín había interferido deliberadamente para impedir que Nora obtuviera la oportunidad destinada a Gloria; ahora la situación sobre la mesa ya no tenía suspenso: Gloria prácticamente tenía la victoria asegurada. Pero el semblante de Gloria se ensombreció de inmediato. Hace un momento todos habían visto cómo Martín, casi rozando a Nora, la rodeó por detrás con todo el brazo y la atrajo hacia su pecho; esa postura había superado con creces el límite de la ambigüedad: parecía, más bien, la intimidad propia de quienes ya han tenido contacto físico. Los demás podían pensar que Martín estaba alterando el juego para favorecerla, pero cada vez que ella recordaba aquella escena, sentía en lo más profundo del pecho como si le clavaran millones de espinas. Gloria contuvo el ardor que le subía al pecho, jugó los últimos puntos y se llevó el partido. Nora mantuvo la mirada impasible, aunque su semblante era muy duro; la ira que le ardía en el pecho crecía con fuerza