Capítulo 23
Cuando volvió a despertar, supo que estaba en el hospital. ¡Se incorporó de golpe y Natalia estaba justo frente a él!
Todo aquello le parecía un sueño, ni siquiera se atrevía a extender la mano para comprobar si la otra persona era real o solo una ilusión suya.
Abelardo tenía los ojos enrojecidos, incluso respiraba con suma cautela.
—Natalia, por fin aceptaste verme...
Ella asintió levemente.
—¿Todavía me tienes en tu corazón? ¿Sigues enojada? ¡De verdad reconozco mi error! Perdóname, dame otra oportunidad, ¿sí? Ya no quiero nada más, ni a Berta, ni al niño, solo te quiero a ti, eso es suficiente para mí, Natalia, Natalia...
Su voz estaba impregnada de llanto, como si en cualquier momento fuera a quebrarse. Deseaba desesperadamente una respuesta de ella; anhelaba su amor.
Sin embargo, Natalia, de principio a fin, no mostró ninguna expresión en la cara. Lo miraba como si estuviera viendo a un desconocido.
El corazón de Abelardo latía tan rápido que parecía que iba a salirse del pecho. S

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