Capítulo 22

Brunilda y Raquel bebieron felices unas copas, y Raquel, temerosa de que Andrés la molestara, la acompañó de regreso a su habitación antes de irse. Brunilda acababa de ducharse cuando entró la llamada de Pipe. —Brenda, ¿aún no descansas? Brunilda, mientras se secaba con esmero el cabello, le contó que había estado bebiendo y charlando con Raquel, poniéndose al día. —No nos veíamos desde hace cinco largos años, tenemos demasiados temas de los que hablar. —¿Solo han estado bebiendo? ¿No tienes hambre? Sin pensarlo Brunilda se tocó el estómago vacío. —La verdad, sí tengo algo de hambre. Unos minutos más tarde, sonó el timbre de la puerta. Brunilda, intrigada, abrió la puerta. —¡Pipe! ¿Qué alegría, por qué has venido? Pipe llegó algo apresurado, llevando en la mano varias cajas de comida. —¿Qué tal, te sorprendí? Brunilda devoró la comida sobre la mesa con gran apetito. —Todavía no me has dicho, ¿por qué has venido? Pipe le sirvió un vaso de agua. —También tengo amigos en Nueva Thalía, vin