Capítulo 56
—¿Cercanía? Nunca he necesitado su falsedad. Y si su vista aún no se ha recuperado del todo, puede volver al hospital.
Bianca ya no tenía ganas de seguir discutiendo. Después de todo, solo le habían arrebatado el mérito, y eso no era algo que realmente le importara.
—¡Explícalo de una vez! Hablar sin fundamentos... Parece que, jefe Jacobo, la gente que tienes aquí deja mucho que desear.
Manuela, resentida por haber sido reprendida por Jacobo, reaccionó con dureza.
Pero él respondió sin titubear: —¿Quién dijo que no hay pruebas?
Incluso Bianca se sorprendió. Ella misma no sabía que existiera alguna evidencia.
Un rostro familiar se acercó desde el fondo. Bianca lo reconoció de inmediato: era el joven que aquel día se había cruzado con ella llevando un balón de baloncesto.
—¿Romi? ¿Qué haces aquí?
Por la manera en que Manuela lo llamó, Bianca dedujo que probablemente era su hijo.
—Fue el jefe Jacobo quien me pidió que viniera. Ese día, al salir de la oficina, vi a esta chica.
Román Rojas

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