Capítulo 14

—¿Quieres quedarte aquí? Pues yo me voy. Apenas dio un paso, José habló con frialdad: —Tu amiga Paula, y también tus amigos y profesores en el país. Si vuelves a desaparecer de mi vida, haré que ninguno de ellos pueda establecerse en ningún sitio. El cuerpo de Isabel se tensó de inmediato: —¿No te parece una completa bajeza? —No quiero hacer esto. —José picaba las verduras con destreza, pero, por una vez, se cortó el dedo. Se quedó unos segundos en silencio antes de continuar. —Pero es el método más efectivo, ¿no crees? Isabel no respondió, y la enorme villa quedó sumida en un silencio absoluto. Muy pronto, él volvió a preparar la comida y la sirvió, pero Isabel no tenía apetito ni quería verlo, así que subió a dormir. José subió con la comida: —¿Tienes sueño? Come algo antes de acostarte. Isabel se cubrió la cabeza con la sábana: —Vete de aquí. —Está bien. Cuando tengas hambre, te prepararé algo nuevo. —José se llevó la comida, pero luego volvió a subir y se acostó en la cama. Desde a