Capítulo 14

Me quedé sin palabras, con algunas atascadas en la garganta, lo cual era muy incómodo. Susurré en voz baja: —Pero tengo una mala reputación, estar aquí podría perjudicarte. Terminé de hablar sin atreverme a mirarle a los ojos, solo miraba fijamente mis propios dedos de los pies. Podía sentir que Manuel seguía observando mi cabeza inclinada. Después de un rato, escuché un suspiro sobre mi cabeza: —No te preocupes demasiado, entra. Te ayudaré a instalarte. Después de decir eso, él caminó delante de mí, y después de dudar un momento, me apresuré a seguirle. ... La casa estaba muy tranquila, los sirvientes trabajaban de manera ordenada. No sé por qué, pero me sentí muy cómoda aquí. En comparación con la espaciosa pero vacía villa de Víctor, aquí había huellas de vida por todas partes. Una estantería de madera con algo de pintura descascarada, una chimenea americana con marcas de carbón negro en los bordes. También había un conjunto de sofás de cuero bien cuidados. Me senté cautelosamente e