Capítulo 241

Le lancé una mirada furiosa. Alberto, alegremente, me llevó lejos de allí. Cinco minutos después, aparecí con una copa de vino en el palco de Víctor. Víctor estaba sentado en un rincón, sus ojos fríos fijos en la pista de baile de abajo. Las luces de neón parpadeaban abajo, iluminando su perfil con colores vivos y un encanto extraño. Retiré mi mirada y me incliné a organizar las bebidas sobre la mesa. A diferencia de lo que acababa de ver, este palco estaba muy tranquilo. Aparte de Víctor, solo había dos hombres. Parecían estar acostumbrados al comportamiento de Víctor y bebían por su cuenta. Después de unos treinta minutos, la puerta del palco se abrió. Un hombre robusto y tatuado, Alonso, entró con dos hombres. Víctor alzó la vista hacia ellos. Alonso, con una expresión feroz pero una voz respetuosa, dijo: —Señor Víctor, ¿ha llegado? El señor Julián desea hablar con usted. Víctor tomó un sorbo de vino tinto y aspiró profundamente de su cigarrillo: —Iré en un m