Capítulo 100 Ir al aeropuerto a recoger al jefe Diego
Como si temiera que Rosa se dejara llevar por el amor, Sara repitió varias veces, de ida y vuelta, que solo jugara con él y no se enamorara.
Más tarde, no sabía cómo, pero el tema cambió y volvió a recaer sobre Ariel.
—Él te gusta mucho y, si ahora no lo consideras, cuando quieras tener novio en el futuro, ¿estás segura de que no pensarás en él primero?
Ella, resignada, respondió: —Con lo que me ha pasado, ¿no crees que no soy digna de tu hermano?
—¡Qué tontería! Si él pudiera casarse contigo, ¡sería afortunado! Y, además, ¿qué pasa contigo? Al final, solo son adultos disfrutando de la vida, ¡es algo natural! Mi hermano jamás se preocuparía por algo así.
Esas palabras hicieron reír a Rosa.
A veces, envidiaba a Sara. Aunque parecía una persona sin filtros, en realidad, era la que más clara tenía la vida y la que vivía con más libertad.
—Sara, sé que lo haces por mí y tu hermano es una buena persona, pero ahora no estoy en el momento adecuado para hablar de amor.
—¡Entonces que espere! A

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