Capítulo 45 Cómo podría ponerse celoso
Diego vio a Rosa justo un segundo antes de que ella intentara esconderse.
—Rosa.
Su voz era profunda y grave, con un tono calmado y pausado.
Al fallar en su intento de ocultarse, Rosa no tuvo más remedio que acercarse a él con decisión. —Jefe Diego, Señorita Clara.
—Nos vamos primero. —Tan pronto como ella se acercó, Diego abrió la puerta del auto y se sentó dentro.
Clara saludó con la mano y, especialmente, le sonrió a Rosa. —Está bien, ¡conduzcan con cuidado! Diego, lo nuestro lo hablamos cuando regreses del viaje.
—Mm.
Rosa esperó a que Clara se diera la vuelta y se marchara antes de subir al auto.
Echó un vistazo furtivo a Diego, preguntándose a qué se refería con lo nuestro.
—¿Cansada? — Diego tiró suavemente de su corbata y, al mismo tiempo, desabrochó el botón superior de la camisa.
Desde la perspectiva de Rosa, se podían entrever las letras del tatuaje en su clavícula.
—No mucho, Elisa no me dejó demasiadas tareas.
—Si la carga de trabajo se vuelve demasiado pesada, díselo. —La

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