Capítulo 105
—No te muevas —dijo Bruno, extendiendo su mano y deslizando suavemente un dedo por la mejilla de Raquel—. Tienes ceniza.
...
Antes de comer, Raquel sacó su móvil para fotografiar los platos sobre la mesa. Se tomó su tiempo buscando el mejor ángulo, sin percatarse de que Bruno se había acercado por detrás.
—Buena foto —comentó él.
Raquel, sintiéndose un poco culpable, guardó su móvil.—Es porque cocinas muy bien.
Ver al imponente y distinguido jefe de la empresa manejarse tan bien en la cocina ya había sido una sorpresa para ella. El hecho de que Bruno manejara con tanta soltura una cocina de leña rural, le hacía verlo con nuevos ojos.
Después de comer, ambos dieron una vuelta por otros lugares y, cuando regresaron en coche, ya eran las cuatro de la tarde.
Raquel dijo que iba a la casa de su hermana a recoger la cena. Bruno preguntó la dirección y condujo directamente allí. Al llegar abajo, Raquel se desabrochó el cinturón de seguridad, —Presidente Bruno, subiré a buscarlo.
—Está bien,—

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