Capítulo 134
Había varios estantes de seis niveles apoyados contra la pared, cubiertos de cestas de colores vivos, cada una llena de diferentes tipos de bocadillos. Entre ellos, se encontraban las aceitunas favoritas de Raquel, tan surtidas que parecía un pequeño supermercado.
Raquel peló una aceituna y la colocó en su boca; el sabor agridulce se esparció inmediatamente por su paladar, aplacando la sensación de náusea y haciéndola sentir mucho más cómoda.
¡Parece que no necesitará comprar bocadillos después de todo!
Sin darse cuenta, esto le ahorró algo de dinero, y una sonrisa surgió en su rostro, estaba realmente feliz.
En ese momento, la cámara de seguridad sobre su cabeza parpadeaba.Bruno, que estaba a miles de kilómetros de distancia, observaba a Raquel en la pantalla y una sonrisa involuntaria se dibujaba en sus labios.
—Presidente Bruno,—Inés se acercó,—es hora de irnos.
Bruno apagó su teléfono y se levantó para irse.
—
Eran las nueve de la noche.
Después de un evento social, Bruno regres

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