Capítulo 36
Belén inhaló profundamente, conteniendo la ira en sus ojos, decidida a descubrir qué planeaba María.
Se encontró con Doña Carmen y le explicó que tenía que volver a casa por unos asuntos familiares.
Doña Carmen asintió y solicitó a Ricardo que la llevara.
Belén no se opuso y permitió que Ricardo la condujera a Casa Gutiérrez.
Casa Gutiérrez.
Belén empujó la puerta y entró; el salón estaba anormalmente tranquilo, los sirvientes que usualmente se veían por allí, ahora no estaban.
Ana estaba sentada en el sofá; al oír los pasos detrás de ella, supo que era Belén quien llegaba. Se levantó del sofá con una sonrisa radiante y se acercó: —Belén, has vuelto, ven, siéntate.
Belén frunció el ceño al ver su actitud aduladora; sabía que María y Ana nunca habían sido sinceras sin alguna razón oculta, una calidez excesiva sin duda escondía algún motivo.
Se sentó tranquilamente y miró a Ana, preguntando: —¿Qué estaban haciendo en la casa de mi abuelo?
Ana frunció los labios, mirando a Belén.
Hoy, Bel

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