Capítulo 110
Javier, al final, no fue completamente insensible y respondió con frialdad: —De acuerdo.
Pablo suavizó su tono y le dijo a Ana: —Anita, ve a descansar. Esta noche, con Javier aquí, será suficiente.
Ana asintió: —Me quedaré un rato más, y regresaré más tarde.
Pablo no insistió.
Con la llegada de Javier, el resto de la familia Ruiz se mantuvo en silencio. Nadie se atrevió a entrar ni a interrumpir.
Javier permaneció inmóvil, sentado como una estatua en la habitación.
Ana no le dirigió la palabra; se mantuvo ocupada dentro del cuarto.
A veces traía agua para limpiar las manos de Pablo.
Otras veces le daba de beber o le ayudaba con la medicina.
Hasta las nueve de la noche, Ana finalmente se marchó.
Cuando se fue, la habitación quedó en silencio.
Pablo notó que algo había cambiado entre Javier y Ana.
El día anterior habían salido juntos, e incluso Javier no había mostrado la menor consideración por Laura.
Pero ahora ni se miraban, ni se hablaban.
Después de que Ana se fue, Pablo le preguntó

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