Capítulo 104
Ella pensó que su jefe saldría pronto, pero la siguiente vez que lo vio fue tres horas después.
Ella estaba muy pálida, tanto que, en contraste, sus labios lucían particularmente rojos.
Rubén estaba junto a él, visiblemente preocupado.
—¿Y tus medicinas? ¡¿Dónde están tus medicamentos?!
Pedro hizo un gesto con la mano. La punta de su nariz estaba cubierta de diminutas gotas de sudor.
Lorena presenció la escena y, de pronto, no supo qué hacer. Abrió rápidamente la puerta del auto, dispuesta a buscar las supuestas medicinas.
Pero en realidad no tenía idea de qué tipo de medicamento tomaba Pedro.
Mientras seguía buscando, Rubén la apartó bruscamente.
—¡Fuera! No nos hagas perder tiempo.
Su tono fue muy hostil y comenzó a revolver dentro del auto. Enseguida encontró un frasco blanco.
Sacó unas pastillas y las llevó hasta la boca de Pedro.
Era evidente que tenía una relación muy cercana con él. En ese momento, sus dedos temblaban de miedo, como si temiera que algo grave pudiera ocurrirle.
P

คลิกเพื่อคัดลอกลิงก์
ดาวน์โหลดแอป Webfic เพื่อปลดล็อกเนื้อหาที่น่าสนใจเพิ่มเติม
เปิดกล้องโทรศัพท์เพื่อสแกน หรือคัดลอกลิงก์แล้วเปิดในเบราว์เซอร์ของคุณ
เปิดกล้องโทรศัพท์เพื่อสแกน หรือคัดลอกลิงก์แล้วเปิดในเบราว์เซอร์ของคุณ