Capítulo 436

Cuando Lorena regresó a casa, vio que había un hombre sentado en la puerta de su apartamento. Al acercarse, descubrió que era Juan. La puerta del apartamento de Andrea también estaba abierta; al verla volver, ella suspiró aliviada. —Lorena, por fin has vuelto. Juan lleva media hora llorando en la puerta. Juan se levantó del suelo de un salto, visiblemente avergonzado. —No digas tonterías, solo he estado llamando a la puerta un rato. Andrea se llevó una mano a la frente, masajeándose las sienes. —Juan, ¿te has fijado qué hora es? Son las dos de la mañana. Llevas media hora llamando a la puerta. Si no fuera porque soy la única vecina en este piso, ya te habrían puesto una queja. Juan no supo qué responder, pero la realidad era que Lorena había estado desaparecida casi ocho horas y él estaba muy preocupado. Además, como ella no llevaba el teléfono, no tenía ni idea de dónde buscarla. Ahora que por fin la veía, sus ojos brillaron con una intensidad especial. —¡Lorena! ¿Dónde estabas? ¡Tien