Capítulo 581

Lorena nunca había sido una santa, y respiró hondo. —Cuando regrese a Costadorada, me encargaré del asunto del centro de rehabilitación. Créeme, Ximena, habrá otra oportunidad para vengar a tus padres. Pero ahora no era el momento. Uno debía primero asegurarse la vida antes de poder hacer cualquier otra cosa. Ximena lloraba encogida, con el cuerpo convulsionando. —Siempre pensé que ellos me habían abandonado, que se habían ido y me dejaron atrás, que amaban más a mi hermano, que no me querían, por eso me dejaron aquí con el abuelo, como dos personas olvidadas. Lorena no supo qué decir para consolarla. Sus padres, sin duda, amaban a su hermano, pero no es que no la amaran a ella. Solo que ya estaban muertos, y decir cualquier cosa en ese momento no servía de nada. —Vente conmigo primero. Ximena asintió, mordiéndose los labios. —Vamos, vámonos de aquí. Pero apenas habían llegado a la mitad de la montaña, cuando la casa la familia Gómez de repente se incendió. El fuego ardía cada vez más