Capítulo 12

—Antes también pensaba que el porvenir era lo más importante, que, si alcanzaba una posición lo suficientemente alta, podría darle a mi amada y a mi familia la vida perfecta. ¡Pero en realidad, me he quedado sin nada! Si pudiera, de verdad entregaría todo lo que tengo a cambio de la vida de Mari y de nuestro hijo… Fue entonces cuando Ana comprendió que, antes incluso de esta boda, Alejandro ya lo había planeado todo. Él quería, desde lo más alto, empujarla al abismo y vengar a María. La policía irrumpió en la sala y se llevó a Ana, a Carlos y también a Alejandro. Ana, entre lágrimas, soltó una carcajada. —¡Alejandro, estúpido! ¡Yo no voy a morir! ¡Pero tú estarás muerto en vida! ¡El resto de tu existencia, día y noche, tendrás que soportar la agonía, cargar con las consecuencias de haber matado a María y a su hijo! ¡Jajajaja, todo esto es lo que mereces! Alejandro creyó que todo había llegado a su fin. Y aceptó con serenidad su destino. Condenado a tres meses de prisión, perdió su empl