Capítulo 454
Entonces, ¿la joven que apareció esa noche y salvó a la pareja, que sabía de medicina y era capaz de poner agujas...
¿Podría ser alguien más que Ángeles?
Cuando esa suposición surgió en la mente de Nancy, su cuerpo dio un leve vaivén, y casi de inmediato salió corriendo, gritando hacia Ángeles:
—¿La persona que nos salvó esa noche fuiste tú, Ángelita...?
—No. —Ángeles no se volteó ni siquiera para mirarla, su figura era fría y distante, rechazando a los demás con una indiferencia rotunda.
En muchas ocasiones, Nancy realmente odiaba la actitud fría y distante de Ángeles, quien siendo su propia hija, nunca lograba acercarse a ella.
¡Ni siquiera un perro movería la cola!
Pero Ángeles... Siempre la llamaba señora Nancy, ¿cuándo la había considerado como una madre?
El dolor se instaló en el corazón de Nancy, y en ese momento, escuchó la risa burlona de Aureliano, clara y evidente, sin ningún intento de disimular.
Nancy se sorprendió al darse cuenta de que había dejado escap

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