Capítulo 12
Alicia frunció el ceño, a punto de responder, cuando Ignacio, de pronto, corrió escaleras arriba, amenazando con saltar.
—¡Ignacio! —Gritó ella, furiosa.
—¡Contéstame ahora mismo!
Replicó él, al borde de la barandilla, llorando: —¿Te has enamorado de Bruno? ¡Si es así, salto ahora mismo!
Hizo ademán de lanzarse al vacío. Los ojos de Alicia se abrieron, el corazón le dio un vuelco: —¡Deja de hacer tonterías!
—¡Entonces prométeme que estarás conmigo! ¡Si no, salto!
Alicia cerró los ojos, las sienes palpitándole con fuerza.
Al final, cedió: —Está bien, haré lo que tú digas.
Ignacio, de inmediato, dejó de llorar y bajó corriendo para abrazarla con fuerza: —¡Al fin eres mía!
Alicia le devolvió el abrazo, pero no sentía ni una pizca de alegría.
Gabriel, que presenciaba la escena, preguntó con incomodidad: —Presidenta Alicia, ¿aún quiere que contacte con el señor Bruno?
Ignacio alzó la cabeza, furioso: —¿Para qué vas a llamarlo? ¡Ya te he dicho que solo era un instrumento, ya no tiene nada qu

คลิกเพื่อคัดลอกลิงก์
ดาวน์โหลดแอป Webfic เพื่อปลดล็อกเนื้อหาที่น่าสนใจเพิ่มเติม
เปิดกล้องโทรศัพท์เพื่อสแกน หรือคัดลอกลิงก์แล้วเปิดในเบราว์เซอร์ของคุณ
เปิดกล้องโทรศัพท์เพื่อสแกน หรือคัดลอกลิงก์แล้วเปิดในเบราว์เซอร์ของคุณ