Capítulo 153
Alejandro levantó la vista y vio un campo envuelto en una espesa niebla blanca.
Entre la bruma, se podían distinguir algunas flores y hierbas raras y coloridas que se mecían suavemente con la brisa de la montaña, desprendiendo un fuerte aroma medicinal.
Entre ellas, se encontraba la flor morada que él necesitaba.
Alejandro esbozó una sonrisa y se dirigió hacia el campo de hierbas.
Lourdes permaneció inmóvil, observando en silencio la espalda de Alejandro. En sus ojos largos y brillantes, apareció un destello rojo y extraño.
En su rostro se dibujó una sonrisa fría.
Alejandro dio unos pasos y de repente se volvió.
—Señorita Lourdes, acompáñeme.
Lourdes se quedó un momento perpleja, luego comenzó a caminar hacia adelante.
Llevaba un elegante vestido ceñido que resaltaba su figura, con el cabello recogido y cejas perfectamente delineadas.
El cuello alto del vestido mostraba su cuello delgado y blanco. Las aberturas altas del vestido dejaban entrever sus piernas pálidas.
Su feminida

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