Capítulo 43
—¡Quítate!
Gabriela, llena de irritación, empujó a Alicia.
Se escuchó un "¡paf!"
La tienda quedó en silencio. Todos miraban atónitos a la mujer cubierta de pastel, quien le había soltado una cachetada a la arrogante.
—Por fin aprendiste a defenderte.
Valeria, al reaccionar, sintió una extraña satisfacción.
—¡Perra! ¿Te atreves a pegarme? ¡Te voy a destrozar la cara!
Gabriela, con la mano en la mejilla y rechinando los dientes, se abalanzó sobre ella.
Al ver esto, Valeria, llena de rabia, se lanzó también.
—¿Estás bien, hija?
Lourdes se agachó con urgencia para revisar el cuerpo de Alicia.
—¡Suéltenme, malditas! ¡Las voy a matar!
Gabriela se sintió agraviada. Gritaba furiosa, pero sus movimientos eran torpes y no lograba golpearlas.
—¿Tú? Será en otra vida.
Valeria suspiró con desprecio, tirando de su cuello.
Lourdes no quería prestar atención, después de todo, su hija había quedado aterrada. Lo único que deseaba era volver a casa.
—Valeria, ya no sigas con esto, vámonos.
—¡No se vayan!

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