Capítulo 44
Roberto mostraba una expresión de descontento y regañó con cierto enfado.
—¿Por qué yo? ¡También me agredieron, mira!
Gabriela, indignada, levantó el brazo herido para mostrárselo.
Pero en el brazo apenas se veía una herida tan leve que casi no era perceptible a simple vista.
Ella la miró y no pudo evitar burlarse.
—¿Tú crees eso? ¡Ni la gente que pasa por tu lado alcanzaría a ver esa herida!
—Tú... —Gabriela se puso roja de la ira, pero no encontraba palabras.
—Ya vámonos.
Dijo Lourdes, sin ganas de seguir enredándose en el conflicto, mientras tiraba de Valeria hacia la salida.
—Esperen.
Roberto se adelantó para detenerlas. —Haré que mi hermana les pida disculpas. Esta vez, ella fue la que se equivocó.
Apenas dijo eso, Gabriela armó un escándalo.
—¡Yo no le voy a pedir disculpas a esa perra! ¡Ella fue quien mató a mi mamá! ¿Por qué tendría que disculparme con una asesina?
—¡Cállate!
Él la interrumpió con un grito severo.
Su hermana se quedó paralizada, asombrado.
—¿Hermano? ¿Me estás

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