Capítulo 1987
Así que, si los mayores no dan buen ejemplo, los jóvenes también terminan haciendo cosas malas.
Ambos no eran buenas personas.
No sabía por qué, pero dentro de Bernardo hervía una intención asesina, como si esa identidad fuera tan perversa que le provocaba repulsión.
Era como si estuviera manchado hasta el extremo.
Y en su mente surgía una voz que le decía que a ella no le gustaría, que lo vería sucio.
Apenas apareció ese pensamiento, respiró hondo para reprimirlo y luego salió.
Muy pronto, vio a Santos.
Y también a la hermana de Santos, Nora Castro.
Los rasgos de los hermanos eran muy parecidos.
A diferencia de sus recuerdos, esta vez no estaban sentados juntos ni se miraban el uno al otro.
Antes, casi todos los días estaban pegados como si fueran uno solo.
Y además, sin importar la mirada de los demás, a veces incluso se mostraban afecto en el jardín, directamente.
Eran verdaderamente repulsivos.
En el instante en que Bernardo vio a Santos, un pensamiento le cruzó por la mente: matar

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